“Que nervios… que agobio… ¡estoy eufórico!, seguro que os preguntáis el motivo, es obvio, es día ocho, de Julio, ¿todavía no sabéis que ocurre hoy? ¡Salgo en el Shounen Club!
Tengo que escribir en la nueva JWeb, así que aprovecho este espacio para hablar sobre el tema, dentro de unas horas podréis verme en la televisión.
Lo sé perfectamente, no es la primera vez que salgo en el programa, pero esta vez es especial para mí, cuanto misterio en mis palabras… ¿su señor les deja con intriga?
Hace unos días que grabé un nuevo solo, la
entrevista… ya sabéis, todas esas cosas, fue muy divertido, ¡observad con
atención el dominio que le estoy cogiendo a la guitarra!
Como de costumbre fueron muy amables conmigo,
en especial… ¡ah! No debería decir nada sobre ese tema, pero mis dedos se
mueven solos, no puedo parar… Ta… Taka… Takaki… ¡no! definitivamente debería
censurarlo…”
-Maldita
sea… ¿qué estás haciendo Koki? –me preguntaba entre susurros, golpeándome la
cabeza con el móvil que tenía en las manos –es problemático, que hables de tu
novio en la Web es problemático, para,
deja de pensar, eres imbécil… por hacer el tonto has podido liarla, pero… -en
ese momento volví a sumergirme en mis fantasías, aquellas tan obscenas que
solía tener siempre en mente. Frustrado por el hecho de que mi carrera se fuese
al traste si publicaba aquello, decidí dejar de bromear –basta, se acabó…
-¿Koki?
Con permiso -escuché una voz familiar.
-Juri,
sal, estoy ocupa… -no pude ni acabar la frase cuando me robó el teléfono,
comenzando a leer lo que había escrito -devuélveme eso, ¡eh! –hice mal dándole
una copia de las llaves de mi casa, gracias a ello se colaba para incordiarme si le daba la gana.
-¿Hablarás
sobre esto? Creo que estás perdiendo la cabeza, aquí pone Takaki… -señaló el
móvil, mostrando una pequeña sonrisa.
-Sí, lo
pone, ¿y qué? Tengo todo el derecho a hablar de ellos… -intenté desviar el
tema, pero era demasiado astuto.
-He
visto como le miras, detrás de las cámaras tus ojos se mueven disimuladamente
hacia sitios libertinos, vicioso –asintió convencido, y sí, lo peor de todo es que
tenía razón –espero no parecerme jamás a ti… -estaba empezando a sacarme de
quicio.
-¡Dame
eso ahora mismo! –me abalancé sobre él, intentando recuperar lo que me pertenecía,
aunque por desgracia entre tanto escándalo acabamos tocando donde menos quería,
borrando lo que había escrito –te mato, yo te mato…
-Ha
sido sin querer, lo siento… -comenzó a
alejarse, consciente de mi visible enfado.
-Ah…
-me quejé, llevándome ambas manos a la cabeza –ahora tendré que empezar de
nuevo…
-Si en
el fondo te he hecho un favor… -comentó entre risas, abandonando la estancia. Tuvo bastante suerte, al cerrar la puerta el cojín que le lancé chocó contra ella.
-Idiota…
-lo siguiente que salió de mi boca ni si quiera se entendió, tan solo
continuaba maldiciendo todo cuanto me rodeaba, sería mejor cambiar el tema y
publicar algo menos comprometido, pero tal vez más tarde, cuando recuperase la
inspiración.
- Flashback -
-Buenos
días –me giré ansioso, buscándole con la mirada, en efecto, se trataba de él.
Los dos estábamos muy alejados, sin embargo le reconocí en seguida. Se paró a
saludar a todo el mundo con esa característica sonrisa suya, por suerte dejó de
ser el centro de atención minutos después. Aprovechando el caos y decisiones de
última hora, le secuestré.
-Llegas
tarde… -le reproché molesto mientras tiraba de su brazo, intentando perdernos
por algún lugar sin gente.
-Lo
siento… -puso esa cara de niño que me hacía perder la razón –anoche no fui
capaz de conciliar el sueño hasta muy tarde, así que acabé quedándome dormido
por la mañana, la próxima vez tendré más cuidado...
-Siempre
igual, seguro que estuviste tocándote pensando en mí –sonreí, olvidándome de la
regañina que le estaba echando, adoraba molestarle con ese aire de gran egocentrismo.
-¡No es
verdad! Eso… no es cierto… –mentía. Mostró aquel sonrojo tan encantador que
vislumbraban sus mejillas cada vez que se avergonzaba, eso sólo me encendía el
doble.
-Calla…
-susurré levemente, colocando un dedo sobre sus labios a la vez que empujándole
nos colamos en uno de los camerinos vacíos –no me contradigas… -me moría de ganas
por besarle, así que echando el pestillo me acerqué a él, disfrutando de lo que
tanto quería.
-Koki,
tengo cosas que hacer y lo sabes, ahora no tengo tiempo… -jadeaba pegando nuestros
bocas. Cuanto más repetía aquella acción, más me acaloraba, hasta el punto de
sentir que ya me era imposible parar, necesitaba hacerle mío.
-Y las
harás… -le agarré el trasero muy excitado, atrayéndole contra mí para poder
deleitarme con su sabrosa saliva –pero después, cuando terminemos…
-En
serio… -dejó escapar un gemido, rodeándome el cuerpo con sus largos brazos. Él
mismo se contradecía, era consciente de que no podía resistirse a mis
tocamientos –tengo que cambiarme…
-¿Sí...? –por el tono con el que lo dije creo que dejé claras mis intenciones -para
poder vestirte antes tendrás que desvestirte ¿no? –en un descuido me deshice
de sus pantalones, dejando expuestas sus esbeltas piernas. Lentamente comencé
a despojarle de las demás pertenencias hasta estar prácticamente desnudo, con
tan solo la ropa interior cubriendo cierta zona. No fue fácil, puso
resistencia, aun así su respiración entrecortada le delataba, estaba
disfrutando como nadie. Con tan solo mirarle de arriba abajo mi miembro estaba
ya de lo más erecto –mira lo que has hecho –lo señalé marcado entre la ropa
–tendrás que bajarlo…
-¿Cómo…?
–abrió mucho los ojos, poniendo expresión de sorpresa, supongo que por el
aspecto de mi entrepierna.
-Chupándomela,
no preguntes tonterías, vamos… -le
obligué a agacharse, cogiéndole bruscamente del pelo, a lo cual dio un pequeño
grito de dolor. Rápidamente acató mis órdenes
y me bajó la cremallera del pantalón, explorando el interior de ellos
con las manos. Finalmente encontró lo que buscaba y sacó mi pene por la bragueta,
desviaba la mirada hacia el suelo, probablemente su timidez le podía en aquel
momento –¿no tenías prisa…? –pregunté, consiguiendo que me mirase –métetelo en
la boca… -a regañadientes se aproximó despacio para posar los labios sobre mi hombría, cuando justo alguien
tocó la puerta, jodiendo el momento.
-¿Yuya?
Soy yo, Chinen… –no me lo podía creer –tenemos que ensayar Summary, así que… si
estás ahí contesta, por favor… –maldito niño, ¿tenía que ser justo ahora?
Suspiré, dejando escapar todo mi enfado en un enorme resoplo, si salía
posiblemente le gritaría hasta desfallecer alguno de los dos.
-Sí,
perdona Yuri, ya salgo… -se incorporó corriendo, recogiendo la ropa del suelo y
poniéndosela a toda velocidad.
-Eh, tú…
-me tapó la boca para que su compañero no pudiese descubrirnos, a lo cual la
aparté, hablando más bajo -¿quién me va a quitar el calentón ahora…?
-Lo siento,
esta noche lo haré… -hizó una reverencia y tras ello abandonando la sala
rápidamente, mientras que yo me dejé caer sobre una silla, me sentía
completamente desdichado.
-¡Me
debes un polvo! –chillé con todas mis fuerzas, esperando ser escuchado, aunque por
supuesto no hallé respuesta –te quiero… -musité también, preparándome para
salir a escena, el público me esperaba.
- Fin del Flashback -
Cuando
quise darme cuenta mi miembro se había animado de nuevo recordando tantos sucesos,
llegando a la conclusión de que después de aquello aún no había obtenido una
recompensa, pero bueno… era feliz, mi querido Takaki Yuya me hizó el hombre más
dichoso del mundo con tan solo tenerle cerca. Tanto que no pude evitar marcar
su número, todos sabemos probablemente para qué…
Jajajajajajajajajajaajjaja ese Koki es un puerquisimo!!! hahahahahaha pobre de mi Bakaki, por que le roba su inocencia?! :v (?) *inserte sarcasmo*
ResponderEliminarCortito, pero me ha encantado! ^^b
Gracias por hacerme reir tanto, Iris <3