More Than Friends

Llevaba tanto tiempo enamorado de Koyama, de mi mejor amigo, que había perdido la cuenta de los años ya transcurridos. Desde el principio decidí ocultar lo que sentía hacia él, tal vez por miedo a que se alejase de mí si se daba cuenta. Finalmente, y arrepentido por ello, dejé escapar la única oportunidad que tenía de ser realmente feliz.

-Keiichiro está radiante hoy… -pronunció Tegoshi. Ante su comentario sólo pude desviar la vista al lado contrario, me incomodaba la escena que Yuya y Takahisa contemplaban. A escasos metros de nuestra posición, Koyama conversaba con su actual novia. Los dos se agarraban de la mano, bromeaban entre risas y cada vez se aproximaban más.

-Debería tener más cuidado, expone su afecto abiertamente y eso tiene consecuencias, ¿verdad? –trató de llamar mi atención Massu. 

-Tengo que irme… -no soporté más la tensión y opté por levantarme del asiento. Traté de encaminarme rápido hasta la salida y dejé atrás a mis dos compañeros. En ese momento no me percaté, pero Keiichiro se dio cuenta de mi apresurado abandono.

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Mi móvil vibró a la mañana siguiente y me despertó del eterno letargo en el que deseaba sumirme. No comprobé el número, tan sólo me dediqué a descolgar y bostezar simultáneamente. 

-Shige, tenemos que hablar –escuché al otro lado de la línea. 

-Sí, vale… -el miedo tensó cada uno de mis músculos y sólo alcancé a dar una respuesta tan absurda.

-Voy para allá –respondió Koyama, el autor de dicha llamada. 

-¡Espera…! –grité a la nada, puesto que ya era demasiado tarde, acababa de colgar. Tiré el teléfono encima del colchón y me incorporé dispuesto a limpiar el desorden de mi apartamento, a la espera de que Keiichiro llegase en cualquier instante.

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Minutos más tarde sonó el timbre y al abrir la puerta allí estaba él. Una sonrisa tonta se esbozó en mi rostro, no obstante poco tardó en desaparecer. Tras la espalda de Keiichiro se situaba mi rival y a la vez su pareja. 

-¿Puedo pasar? –preguntó educadamente Koyama.

-Pensé que íbamos a charlar… -me detuve a analizar meticulosamente a aquella mujer, era incapaz de concentrarme en articular correctamente las palabras. 

-Y por eso esto aquí, quiero que seas el primero en enterarte de la noticia… -mi cara se cubrió de sudor helado y me mordí el labio inferior –¡voy a casarme! –y en ese instante un pinchazo sacudió mis sienes. No logré decir nada más, sólo me dediqué a cerrar la puerta de golpe y me deslicé hasta acabar de rodillas en el suelo.

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Tras aquel duro acontecimiento, Koyama y yo nos alejamos. Mi comportamiento fue indeseable y entendía perfectamente el enfado de Keiichiro. Tenía que pedir disculpas y eso hice. En un descuido me interpuse en su camino y abochornado conseguí titubear. 

-Lo siento, Keii… -traté de contener el llanto, pero las lágrimas se desbordaron de mis irritados ojos. 

-Discúlpame tú a mí, debí percatarme antes…

-¿Qué…? –contesté confuso.

-Me amas, ¿no? –dijo abiertamente, deteniendo así mis sollozos.