lunes, 21 de marzo de 2016

The Great Date


-Ya está listo… -afirmé orgulloso y posicioné las manos a ambos lados de la cintura. Actualmente mi apartamento tenía un nuevo aspecto, lucía impecable, y ese era el resultado tras poner todo mi empeño en una ardua tarea de limpieza. Había quedado con Masuda, un escrupuloso de la higiene, y pretendía causar una grata impresión en él.

-¿Todavía no te has arreglado…? –me reprendió Koyama, que hizo acto de presencia en el salón.

-No me ha dado tiempo, además, tengo que preparar la cena, ¡es la parte más importante de la cita! –señalé mientras elevaba el dedo índice. Tanto Keiichiro como Shigeaki, se implicaron y optaron por ayudarme en mi plan de conquista hacia Massu.

-Puedo encargarme yo de ello, además, no cocines tú si tanto aprecias a Masuda…

-¡¿A qué te refieres?! –chillé disgustado por su comentario. A decir verdad no era un especialista en ese ámbito, no obstante me podía desenvolver en su justa medida –agradezco tu apoyo, pero no tendría sentido si no lo hago por mí mismo…

-Supongo que sí… -respondió indiferente.

-Vamos, vete ya de aquí, ¡Massu llegará pronto! –comenzaba a agobiarme y tomé la determinación de sacar a Koyama de mi piso.

-Egoísta, deberías ser más amable conmigo… -los quejidos de Koyama se sucedían y por el contrario yo continuaba empujando su espalda para que caminase en dirección a la puerta.

-Ya te recompensaré por ello –di un portazo y me quedé a solas en el pasillo. En menos de media hora y si era puntual, Takahisa llegaría.
___
Me di una ducha caliente, aproveché para perfumarme con la colina más cara que poseía y me vestí para la ocasión. No era la primera vez que me declararía a Masuda, en realidad los dos zanjaríamos en esta ocasión el tipo de relación que íbamos a mantener a partir de ahora. Por una parte seguir teniendo sexo a escondidas no me desagradaba, ni tampoco me importaba dar un paso más allá.

Me disponía a elaborar su plato favorito, cuando en un descuido me quemé la mano con la sartén. Contuve un fuerte alarido y acudí de inmediato al baño, los dedos me ardían. Calmé el dolor bajo el agua fría del grifo y apliqué una crema en la zona. Un pequeño percance no iba a fastidiar el objetivo planteado, o esa era mi esperanza.

El humo inundó la estancia, una clara señal de que algo no marchaba bien. Acudí de inmediato a la cocina de nuevo, pero mi afán por actuar rápido provocó que me tropezase y cayese de rodillas al suelo, rajando así mis pantalones. Por si fuera poco, el gyoza que había elaborado se chamuscó también.

-¡No puede ser! –grité ofuscado. Un mensaje por parte de Shige me alertaba de que Massu subía ya. Me recompuse medianamente y abrí la puerta, mostrando a un sorprendido Takahisa mi faceta más descuidada –lo siento…

-No esperaba otra cosa de ti… -soltó una carcajada sin disimulo alguno y me abrazó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario