lunes, 21 de marzo de 2016

Wait for Me - Capítulo 01


Capítulo 01

Tal vez la intensa tormenta de aquel día podía presagiar algo, o eso solía creer si un día tan soleado y brillante acababa así de oscuro. Me había adelantado a la hora ya acordada y decidí acudir el primero a los ensayos, dado que el trabajo individual ocupaba últimamente gran parte de mi tiempo e impedía que lograse ensayar correctamente las coreografías planeadas para nuestra próxima gira. Taguchi se encargó de mandarme un vídeo en el que se reflejaban varios de los pasos más importantes, pero practicar en mi apartamento no me permitía detectar los posibles fallos de los que sí era consciente en un espacio más grande.

Una incesante melodía se repetía en el teléfono, la canción de mi nuevo solo. Pensando en el bien común llegué a la conclusión más acertada, y es que probablemente esa actuación solamente podría repetirla por mi propia cuenta, y no si contaba con la presencia del resto de los compañeros de grupo. De repente la potente luz de un rayo iluminó la estancia y logró distraerme de mi objetivo. Me detuve a contemplar las gotas que se acumulaban en el cristal de una de las pocas ventanas que había en la sala, dejándome ensimismado durante unos cuantos segundos. Me mostraba realmente atontado al estar quieto en mitad de la estancia, observando al techo, aunque por suerte nadie me acompañaba en ese momento, o eso creía.

Alguien abrió la puerta, provocando que un chirrido me avisase de su presencia. De reojo sólo fui capaz de comprobar que se trataba de Kamenashi, que irrumpía en la habitación aparentemente molesto.

-Maldita sea, ya no te puedes ni fiar del diagnóstico de un meteorólogo… -pretendió posiblemente entablar una conversación conmigo –en las noticias no han anunciado este aguacero y se me ha olvidado meter el paraguas en el coche, ahora estoy calado… -y era cierto, tanto su pelo como sus ropajes parecían empapados.

-No te preocupes, he traído ropa de repuesto, si la necesitas está en mi bolsa… -respondí tenuemente, hasta que finalmente pude recomponerme y volver a las actividades –toma esto también… -al girarme para lanzarle una toalla con la que pudiese secar al menos parte de la humedad, me fijé en algo que anteriormente pasó desapercibido para mí. Mi amigo portaba entre sus dedos un enorme ramo de rosas rojas, tan coloridas que era imposible no detenerse a mirarlas –vaya, Kame, ¿y esas flores?

-Son un regalo, Nakamaru –aseguró, ¿pero quién sería el destinatario de semejante presente?

-Ya veo, ¿se las vas a dar a tu pareja? –mientras él se mostraba serio y aprovechaba para retirar de su frente varios mechones de pelo, yo dejé escapar una risa, queriendo burlarme de mi colega como era ya costumbre en mí.

-Sí, eso es… -afirmó abiertamente. Mi semblante cambió también y la sonrisa que había mostrado se desdibujó de mis gruesos labios. Generalmente entre los integrantes de la banda no nos inmiscuíamos en los temas personales de cada uno, y escuchar su confesión me hizo meditar al respecto.

-Enhorabuena, no me lo esperaba… –al acabar la frase me forcé a reír otra vez, con desgana ya que no me apetecía hacerlo en absoluto –tu vida es un misterio, solamente te deseo lo mejor y que seas muy feliz…

-Tú también deberías estar contento, ¿no crees? –ante tal comentario sólo elevé la vista, encontrándome con su penetrante mirada.

-¿Yo…? –señalé mi nariz con el dedo índice y me limité a descifrar lo que probablemente procuraba decirme, sin embargo no encontré respuesta a aquellas dudas –no sé a qué te refieres…

-Parece ser que lo has olvidado, y eso me enfada mucho… -los pasos concisos que empezó a dar Kamenashi se dirigían a mi posición, lo cual me resultó bastante incómodo. Su ceño fruncido y la mueca que afirmaba su evidente malhumor, producían los escalofríos que ahora hacían temblar mis piernas. No supe reaccionar y acabé apoyado contra uno de los enormes espejos de la sala, sin tener escapatoria.

-Kame, no entiendo nada… -me justifiqué al ver que se aproximaba, reduciendo lentamente la distancia entre los dos. Su brazo derecho casi rozaba mi mejilla, y es que no tuvo reparo alguno en impedir así que me liberase de tan extraña situación. Mi vista se desvió y al reconducirla hacia su rostro pasó, pasó lo que jamás habría imaginado. Kamenashi me besó. Fue un pequeño contacto entre su boca y la mía, no obstante poco tardó en intensificar el ataque, ansiando utilizar la lengua de una forma un tanto obscena -¿qué haces…? –repliqué asustado. Me vi forzado a propinarle un pequeño empujón y una vez retrocedió un par de pasos, yo también me moví.

-¿Acaso no recuerdas la promesa que me hiciste…? –señaló el calendario más cercano, que colgaba a escasos metros de ambos. Por más que examinara la fecha no era capaz de resolver ninguna de las preguntas que se agolpaban en mi cabeza.

-¡Por supuesto que…! –iba a negarlo, mi respuesta iba a ser negativa, pero entonces mi memoria reconstruyó dicho momento, aquel al que probablemente él se refería.

- Flashback -

-No es justo, Kame… -mi estado de embriaguez consentía que con facilidad los continuos quejidos se escapasen de mi garganta. Cerveza en mano me desahogaba una vez más delante de él, de mi compañero, que jamás conversaba sobre sus relaciones íntimas, pero que soportaba por el contrario mis constantes habladurías sobre el asunto –cada día conozco a una nueva mujer atractiva de la que podría llegar a enamorarme, y al intimar con ella me doy cuenta de que es imposible, no hay nada entre nosotros que encaje… 

-Anímate, Nakamaru, ya aparecerá alguien –sus palabras banales no me apaciguaban, por lo tanto proseguí.  

-Hace una semana coincidí con una chica en un bar, los dos hablamos y supe inmediatamente que no teníamos nada en común, ¡mis aficiones le parecían ridículas! –elevé excesivamente la voz.

-Es que tus gustos son extraños, Maru… -las carcajadas de mi amigo se sucedieron, seguro que le apetecía hacerme rabiar. 

-Bostezó varias veces y no se molestó en ocultarlo… -apenado me dejé caer en la alfombra, pasando de estar sentado a mostrar una postura más comprometida. Kamenashi me observó mientras degustaba su lata e imprevistamente acarició mi espalda, ¿quería consolarme? –juro que si no encuentro a alguien en un año, me daré por vencido y aceptaré salir con cualquiera, incluso contigo, Kame… -los ojos del aludido se abrieron en demasía, exponiendo su sorpresa por mi inesperado comentario. 

-¿Estás bromeando…? –los dos nos dedicamos una profunda mirada y optamos por mantener el silencio, hasta que yo lo rompí.

-No, lo he dicho en serio… -y más animado por sus cuidados logré por fin reírme, dejando claro que no era consciente de la propuesta que había hecho, o ese era mi parecer. 

- Fin del Flashback –

-Espera un momento, creo que ya sé a qué te refieres, ¡estaba borracho! –me excusé inútilmente. Seguramente había llegado el día y debía cumplir con dicho compromiso, no obstante no tenía intención alguna de hacerlo –mira, Kame, lamento mucho si has confundido la broma que hice, sólo era eso, una broma…  

-Lo entiendo, pero si me dieses la oportunidad de demostrarte que… 

-Kame, yo… -intervine rápido.

-Haré lo que sea, Nakamaru… -prosiguió con la charla.

-¡No me gustas! –sentencié cruelmente. Los miembros del staff que justo hacían su aparición nos divisaban desde la lejanía, tratando posiblemente de adivinar lo que acababa de ocurrir. 

-Ya veo… - Kamenashi me dedicó una expresión carente de emoción alguna y tras ello se dio media vuelta, dispuesto a abandonar la sala. Una punzada me sacudió el corazón al verle reaccionar así, aunque era la única opción para evitar que siguiese adelante con la estúpida idea de salir conmigo. Confuso y aturdido por el lío en el que me veía inmerso, aprecié cómo antes de marcharse, Kame lanzaba el ramo de flores a la papelera. Ueda que pasó por su lado parecía preocupado, y es que el bochorno que hice sentir a Kazuya se palpaba en ambiente. 

-Joder… -dejé escapar un frágil murmullo, tan minúsculo que nadie alcanzó a oírlo.
___
Me descalcé una vez llegue a casa y dejé que mi acompañante hiciese lo mismo. El cansancio de todo el día me pasaba factura y resoplido tras resoplido, me permití la descortesía de recostarme primero en el sofá. Ueda tomó asiento a mi lado, tal vez procurando iniciar por fin una conversación y es que por más que lo había intentado, no encontró durante todo el camino un simple tema que lograse obtener de mí algún simple comentario. 

-Hacía mucho que no me invitabas a venir aquí, no recordaba que tu salón se viese así, ¿lo has reformado? –su vista recorrió de esquina a esquina la estancia, hasta que al fin se centró en un punto en concreto, algo que llamó especialmente su atención –esa fotografía es nueva, ¿me equivoco? –su dedo señaló la imagen enmarcada de una playa, una playa de aguas cristalinas y arena prácticamente dorada.

-Me la dio Kamenashi… -sentencié en un tono bastante sombrío. Mi compañero probablemente se sintió torpe o descuidado, y entre tartamudeos quiso poner un remedio tardío a la situación.

-Lo siento, no tenía ni idea… 

-Tranquilo, no pasa nada… -negué con la cabeza de un lado a otro. Después me incorporé y decidí encaminarme a la cocina -¿puedo ofrecerte algo de beber?

-Sake, tal vez… -sugirió dudoso. Transcurridos unos minutos regresé con la tetera que contenía dicha bebida y un par de vasos de cerámica. Serví el licor y Ueda dio el primer sorbo, haciendo así los honores -tiene un sabor realmente delicioso, pero desgraciadamente no he venido hasta aquí para hablar de alcohol… -sentenció al juntar las manos, provocando un pequeño sonido que me sacó de mi estado de aturdimiento –verás, lo que ha ocurrido hoy…

-¿Te has dado cuenta de lo bien que nos hemos coordinado los dos…? –cambié drásticamente de tema –el baile es bastante sencillo y a la vez  interesante… 

-Nakamaru… -trató de cortar mi torpe discurso.

-No estoy contento con una parte de la puesta en escena, creo que si modificamos la zona del escenario en la que se va a realizar la introducción, se verá mucho mejor… -cada vez hablaba más deprisa, tanto que soltaba frases carentes de sentido con tal de no entrar en razón.

-Nakamaru, para… -ordenó de nuevo un incómodo Tatsuya.

-Y hablando de la introducción, he tenido varias ideas para el vestuario, ¿quieres ver los bocetos que he ido diseñado…?

-Nakamaru, ¡basta ya! –vociferó, tan alto que llegué a asustarme. El pequeño golpe que dio en la mesa volcó una de las copas de sake y por consecuente todo el líquido se vertió, llegando a salpicar el suelo –deja de forzarte, si estás mal dilo de una vez… -por un momento desvié la vista, tratando de ocultar mi creciente malestar. 

-No quiero hacerle daño, no quiero… -susurré por fin. Del bolsillo de mi pantalón saqué un pañuelo, que más tarde empleé para secar el estropicio que se había formado. 

-Eso es imposible, y lo sabes…

-He sido despiadado con él, Kame no se merecía que le chillase así… -intenté contener las lágrimas con éxito, y es que si me esforzaba era fácil disimular para mí. 

-El primer paso es reconocerlo, ¿no crees...? –y en el fondo tenía razón, la culpa me reconcomía.

-No puedo aceptar estar con él, es absurdo… -traté de explicarme, aunque de nuevo utilizaba un argumento carente de sentido -no siento ese tipo de atracción por Kamenashi, ¡es un hombre! 

-Y tú también, pero eso no va a cambiar los sentimientos que tiene hacia ti… –me quedé en silencio al escuchar la acertada opinión de Ueda, y finalmente comencé a comprender lo que tanto me costaba asimilar –Kame ha estado esperando todo un año por ti, tal vez tú no lo recuerdes y sin embargo él se ha esforzado, créeme, lo sé…

-¿A qué te refieres…? –cuestioné.

-Me di cuenta hace unos meses ya, me percaté de que Kamenashi te miraba de una forma distinta, no sé, tal vez especial… -agaché la cabeza, dispuesto a oír su versión –te seguía con la mirada allá donde fueses y parecía distraído, así que en un descanso me acerqué a hablar con él… -musitó, rememorando la escena –no me lo dijo claramente y tampoco hizo falta, entendí su posición y Kame me lo agradeció, eso es todo…

-¿Qué debo hacer…? –pregunté afligido a la par que asombrado al enterarme de que Ueda ya estaba al tanto.

-Hablarlo con él, para evitar que se cree falsas ilusiones y arreglar el malentendido –me recomendó.
___
Durante el resto de la mañana esperé impaciente la llegada de Kamenashi, por lo general era bastante puntual e inexplicablemente se retrasaba más de lo normal. No dejaba de observar atentamente las manecillas del reloj moverse, ni tampoco paraba de beber café, sentado desde hacía minutos en una de las sillas de la sala de espera. Taguchi que también se encontraba allí, contemplaba extrañado mi comportamiento, hasta que por fin dejó los papeles encima de la mesa y se dirigió a mí.

-Nakamaru, ¿estás bien…? –peguntó aparentemente preocupado.

-Por supuesto que sí, ¿por qué no iba a estarlo…? –respondí sin prestar mucha atención a mi compañero de grupo.

-Llevas ya un rato moviendo la cucharilla dentro de un vaso vacío… -comprobé que era cierto lo que decía y avergonzado terminé alejando de mí el recipiente de plástico. En ese preciso instante Kame entró por la puerta, sólo se limitó a abrirla y volver a cerrarla rápidamente. Junnosuke y yo nos miramos contrariados por ese acto, y entendí perfectamente el motivo de su misteriosa conducta.

-Kamenashi, ¡espera! –grité, dispuesto a seguirle fuera de la habitación. El aludido no se detuvo y desapareció entre el gentío que se agolpaba en la sala de ensayos. Por mi parte cesé la persecución, al menos hasta que volviese a cruzarme con él.
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Tras un día complicado y varias tentativas fallidas, me subí al coche para volver directo a mi domicilio. Kamenashi podía ser muy infantil si se lo proponía y fue imposible acorralarle, siempre huía de mí. Corrí detrás de él, probé a llamarle por teléfono e inclusive le esperé a la salida del estadio, sin embargo mi plan no tuvo éxito. Conducía por una de las autopistas más transitadas cuando mi móvil empezó a vibrar, alertándome de que tenía una llamada entrante. Lo dejé pasar, era peligroso descolgar mientras tenía las manos ocupadas en el volante, pero los avisos se sucedieron sin cesar, hasta que finalmente me vi obligado a contestar. 

-Hola, soy Nakamaru… 

-Maru, da la vuelta ahora mismo… -escuché a través el manos libres a un inestable Taguchi.

-Junno, ¿ha ocurrido algo…? –se tomó su tiempo en recobrar el aliento y finalmente pronunció.

-Se trata de Kame, ha tenido un accidente… -di un frenazo y detuve el automóvil en el arcén más cercano. Mis dedos ahora temblaban y sentí una fuerte punzada en el pecho, no podía creerlo –Nakamaru, ¿Nakamaru…?

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