Aquella huella aparentaba reflejar un antiguo y profundo
corte, era tan extensa que prácticamente acababa en su espalda. La intriga se
apoderaba de mí a medida que la observaba con más ahínco, no obstante indagar
en el tema podía ser un error. Mis labios se entreabrieron y finalmente
titubee.
-Esa cicatriz… -mi susurro se perdió en la nada cuando el
pequeño consejero del rey irrumpió en la estancia, siendo ya costumbre que la
comunicación entre nosotros fuese nula por culpa de terceras personas.